El camino a Tenochtitlan en pocas líneas Dr. Francisco Mendiola Galván. INAH
¿Qué decir en pocas líneas de una obra que es monumental? ¿A qué responde que el Mtro. Eduardo Vital Tecuanhuey la escriba de manera tan acuciosa y no con poca pasión? ¿Cómo es que puede abordar de una manera nueva un tema histórico tan estudiado y tan complejo a la vez?
El camino a Tenochtitlan en pocas líneas

¿Qué decir en pocas líneas de una obra que es monumental? ¿A qué responde que el Mtro. Eduardo Vital Tecuanhuey la escriba de manera tan acuciosa y no con poca pasión? ¿Cómo es que puede abordar de una manera nueva un tema histórico tan estudiado y tan complejo a la vez? No es posible decir mucho en tan reducido espacio, pero sí afirmar que la grandeza de su obra se halla en correspondencia total con aquella hazaña de exploración y conquista de los territorios ancestrales, pertenecientes a los que fueron sometidos y aniquilados durante la centuria del XVI por la espada y la cruz de aquellos venidos allende el mar, movidos por la ambición del oro, adueñándose a su vez, de las riquezas que las nuevas tierras contenían. Acciones de conquista y evangelización que cambiaron para siempre la historia de México. La profundidad del texto es innegable, y decir texto es poca cosa porque, para empezar, en sus resúmenes, se encuentra el sentido general de la obra, la cual se decanta simultáneamente con precisión y profundidad a través de sus más de setecientas páginas dispuestas en tres libros. Es una investigación que asombra, la que arrebatará, seguramente, la tranquilidad de quienes no producen o producen poco al interior de la investigación histórica, esa que se apoltrona en los sistemas académicos que mucho cuestan a la sociedad y que poco le reditúan. La obra de Vital es y será vital para la consulta y la comprensión histórica de esos momentos que cambiaron el devenir histórico: se estaba en esos “apacibles tiempos”, así románticamente concebidos de la época prehispánica, cuando irrumpieron hombres en bestias, armados con artefactos que echaban lumbre y mataban a los que se les enfrentaban, situación fenoménica que arrastra una cauda impresionante de datos sobre los acontecimientos que nuestro autor detalla de manera precisa con un dejo de factura decimonónica. Celebro que alguien como él se haya atrevido a emprender esta aventura tan riesgosa, la de asentar de manera diferente, al estilo de los viejos historiadores del siglo XIX y de principios del XX, los acontecimientos que nos narra, regalándonos episodios que son de suma transcendencia para la forja de la consciencia nacional. Somos, innegablemente, el resultado histórico y social de lo que Cristóbal Colón y Hernán Cortés hicieron, así como también Moctezuma II, contraparte que da equilibrio al discurso histórico que Vital nos ofrenda a través de su ágil pluma. Gracias por este obsequio. Será un asidero para todos aquellos que somos sensibles al desarrollo histórico de nuestro México, y lo será de igual manera para las generaciones venideras, quienes tendrán un referente fundamental en este legado que ha conformado la pluma de un historiador nato como lo es Eduardo Vital Tecuanhuey, quien, con arrojo e inteligencia indiscutibles, integra a las páginas de la historia nacional una obra de incalculable valor al abonar con mucha luz al desarrollo intelectual y a la cultura, la de raíz profunda, sostenedora de un pueblo fuerte y valeroso como es nuestro México.
Dr. Francisco Mendiola Galván. INAH
Presentación de la obra
El propósito de la presente obra es presentar los hechos históricos que devinieron en la conquista de Mesoamérica, de manera que podamos entender cómo “un puñado de españoles aventureros”, llevaron…
Presentación de la obra - El camino a Tenochtitlan

El propósito de la presente obra es presentar los hechos históricos que devinieron en la conquista de Mesoamérica, de manera que podamos entender cómo “un puñado de españoles aventureros”, llevaron a cabo la conquista del poderoso Imperio Azteca, con el objetivo de demostrar en los libros II y III, que Moctezuma Xocoyotzin fue el mayor aliado de Cortés en la destrucción de la Triple Alianza, la formación de la Nueva España y la posterior caída de México Tenochtitlan. Como ejemplo de ello, en la primera entrevista en Tenochtitlan, en el palacio de Axayácatl, el 8 de noviembre de 1519, después de escuchar a Cortés, quien explicó que eran vasallos de un gran rey, Carlos V, y que venían de “donde nace el sol”, según el guión que Motelchiuhtzin, mayordomo y secretario particular del emperador mexica le había dado a Juan de Grijalva, Moctezuma tuvo a bien decir:
… con las cosas que decís de ese gran señor o rey que acá os envió, creemos y tenemos por cierto, él sea nuestro señor natural, en especial que nos decís que él ha muchos días tenía noticia de nosotros y por tanto, vos ser cierto que os obedeceremos y tendremos por señor en lugar de ese gran señor que vos decís y que en ello no habrá falta ni engaño alguno y bien podéis en toda la tierra, digo que en la que yo en mi señorío poseo, mandar a vuestra voluntad, porque será obedecido y hecho y todo lo que nosotros tenemos es para lo que vos de ello quieran disponer (Cortés, 1866, 2a Carta de Relación, p. 86).
A la llegada de los españoles a Veracruz en 1517, después de la sangrienta conquista de las islas del Caribe y Panamá, que se pueden leer en el libro I, las “nuevas tierras” eran mayormente dominadas por el Imperio Azteca de la Triple Alianza: compuesta por los pueblos de México-Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba; que estaba alcanzando su máxima extensión con pueblos tributarios desde Querétaro, al norte, hasta la frontera de Panamá con Costa Rica, al sur. El imperio recibía tributo de más de 400 pueblos, con diversos grados de sujeción política y obligaciones tributarias hacia el imperio y sus cabeceras. El imperio estaba encabezado por el huey tlatoani mexica, Moctezuma Xocoyotzin, con fama de sanguinario, quien estaba al frente de un poderoso y terrible ejército conquistador. La situación política fue rápidamente captada por Cortés, quien escribe al rey en su segunda carta de relación, que los indígenas le rogaban que los defendiera del terrible emperador Moctezuma.
… me rogaban que los defendiese de aquel gran señor que los tenía por fuerza y tiranía, y que les tomaba sus hijos para matarlos y sacrificarlos a sus ídolos. Y me dijeron otras muchas quejas de él, (…) y están muy ciertos y leales en servicio de vuestra alteza (Cortés, 1866, 2ª carta de relación. p. 53).
Sin embargo, existen ciertos elementos y circunstancias que regularmente no cuenta la historia oficial, que hacen poco creíbles las cosas que hasta hoy nos han contado, entre estas circunstancias que se pueden conocer con la lectura del libro I, El camino a las Indias, además de las matanzas y el genocidio indígena, está el hecho de que Moctezuma no ignoraba quienes eran los españoles, sabía bien lo que buscaban y, sobre todo, lo que hacían con los pueblos a donde llegaban con la palabra del dios cristiano, que hacen inviable la versión española del sorprendido y curioso huey tlatoani, al que agarra desprevenido Cortés de forma intachable. Sin embargo, actualmente resulta inverosímil la versión que hace de la conquista española: una gran rebelión indígena encabezada por un héroe blanco europeo que llegó por el mar a liberar a los pueblos indígenas del cruel imperio azteca, que los hacia sufrir mucho (Díaz del Castillo) (Cortés). Idea que el Dr. Federico Navarrete Linares de la UNAM, lleva a tal grado, que llega a minimizar la acción de Cortés y afirma que: «Lo que hicieron los españoles no fue tan importante como la historia ha dicho e implica también revalorar el papel de los indígenas”.
Sin embargo, no es mi intención entrar en polémica con la teoría del Dr. Navarrete, porque en el fondo estoy de acuerdo con su argumentación central que afirma que, sin la colaboración indígena, Cortés no hubiese llegado muy lejos. De manera que lo que se expone en la presente investigación es: que el principal colaborador indígena en la conquista española es el mismo Moctezuma Xocoyotzin, quien dio órdenes estrictas de recibir, atender, alimentar, guiar, proteger y asesorar a los venidos por “donde nace el sol”, como podemos leer a lo largo del libro II, El camino a Tenochtitlan. De esta forma podemos afirmar: que el apoyo de los indígenas a Cortés no es ninguna rebelión, es una orden dada por Moctezuma.
Y la razón de haber obrado así Motecuhzoma es que él tenía la creencia de que ellos eran dioses, por dioses los tenía y como a dioses los adoraba (Sahagún citado por León Portilla, 2003, cap. IV. p. 45).
Los indígenas se admiraron mucho porque Moctezuma jamás hizo cosa igual con otra persona. Cuando los españoles atravesaron la ciudad, Moctezuma hizo poner guardias a Cortés para que nadie lo tocase (Herrera, Décadas. Segunda Década, citado por García Granados. 1995a, (M), p. 529).
Pero ¿creía Moctezuma que los españoles eran dioses? Por supuesto que no, como podemos leer en el libro III, El final del 5º sol, cuando Moctezuma dice a Cortés en su segunda entrevista, que ni él, ni Cortés son dioses, al tiempo que se reitera a las órdenes del español:
«A mí me veis aquí que soy de carne y hueso como vos y como cada uno y que soy mortal y palpable», … todo lo que yo tuviere tenéis cada vez que vos lo quisiéredes; (…) aquí seréis provisto de todas las cosas necesarias para vos y para vuestra gente (Cortés, 1866, 2a Carta de Relación, p. 87).
… y que ahora que ha visto nuestras personas y que somos de hueso y carne y de mucha razón, y sabe que somos muy esforzados, y por estas causas nos tiene en mucha más estima que le habían dicho y que nos daría de lo que tuviese (Díaz del Castillo, 1942, cap. XC, p. 122).
Solo restaría saber la explicación de por qué Moctezuma actuó de esta forma, muy similar a la actuación de Guacanagarix en la Española; y a lo que hizo la ramera Rahab en la Biblia, quien “movida e inspirada por Dios” (Las Casas), traiciona a su pueblo, y ayuda a los cristianos en la caída de Jericó. Al parecer, los tres entendieron, con la información que poseían, según lo que podemos leer en el libro I: que la invasión era inevitable.
9 (Rahab) dijo a los hombres: Sé que el Señor os ha dado la tierra, y que el terror vuestro ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes de la tierra se han acobardado ante vosotros. 10 Porque hemos oído cómo el Señor secó el agua del mar Rojo[e] delante de vosotros cuando salisteis de Egipto (…) 12 Ahora pues, juradme por el Señor, ya que os he tratado con bondad, que vosotros trataréis con bondad a la casa de mi padre, y dadme una promesa segura (Josué, cap. 2. Versículo 8-14).
Hay otro detalle, Moctezuma, según Ixtlilxóchitl, no era un guerrero, era un príncipe con algunas adicciones (Díaz del Castillo), que había andado en la corte de sus tíos Tizoc y Ahuízotl dirigiendo conquistas, lo que puede contribuir a explicar el que no haya querido entrar en confrontación con los españoles.
Ixtlilxuchitl se levanta en armas y llega con sus ejércitos muy cerca de México, para hacer que su tío Motecuhczuma salga a pelear, pero este monarca no salía a las batallas, sino que enviaba a valerosos capitanes (Torquemada I, citado por García Granados, 1995ª).
Es importante señalar que una vez sometida la rebelión de Tenochtitlán en 1521, el mundo indígena fue derrotado para siempre. A partir de ese momento los “indios”, como se les llamó, fueron puestos bajo el control de un cacique, confirmado por el gobierno español, cuyo poder estaba reducido a su altépetl. Estos altépetls recibieron el nombre de “pueblos de indios”, siempre bajo el mando y encomienda de un español, quien supuestamente tenía que velar por el bienestar físico y espiritual de sus encomendados, que a partir de ese momento adoptaban la obligación de entregar el tributo a sus nuevos amos, los españoles, además de obedecer las órdenes de las autoridades coloniales, ser siempre fiel al rey español y a su nueva religión cristiana; quedando absolutamente prohibida, bajo ninguna circunstancia, la organización política indígena y la adoración de los viejos ídolos.
No quisiera dejar de señalar aquí la importante participación del Dr. Francisco Mendiola Galván, cuyas recomendaciones convirtieron un pequeño trabajo escolar en esta investigación de tres libros que solo espero sea digna del tema y de los jueces. He de confesar, que al comenzar a seguir las recomendaciones del Dr. Mendiola, me invadió el temor de que, al ir más allá de Díaz del Castillo, me encontrara otras versiones que harían más difícil llegar a una conclusión de lo que había sucedido, pero no, todas coincidían en lo mismo:
… después de cuatro días, los españoles estaban en México muy contentos, servidos y regalados (A. Ixtlilxóchitl citado por León Portilla, 2013).
La narración de los hechos a lo largo de los tres libros está escrita de forma cronológica a la manera de los diarios. La información que nutre la investigación está cimentada sobre lo escrito por los protagonistas principales, acompañada de los comentarios u otros datos aportados por los testigos, así como por el conocimiento de los historiadores clásicos y contemporáneos, a la luz de las nuevas investigaciones.
Las fuentes de la presente investigación las podemos dividir en autores presenciales o fuentes originales (primarias), historiadores clásicos y contemporáneos (fuentes secundarias). Entre las fuentes primarias que podremos leer a lo largo de la obra están: Cristóbal Colón, Bartolomé de las Casas, los Reyes Católicos de España, Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Diego Durán y Bernardino de Sahagún. Entre los autores clásicos podremos leer a mi maestro Enrique Dussel, a Manuel Colmeiro, Vincent Vives, Miguel León Portilla, García Granados, por mencionar algunos; y entre los contemporáneos podremos leer a Esteban Mira Caballos, León Guerrero, Castañeda de la Paz, Rovira Morgado, entre muchos otros.
La narración de los eventos comienza en Europa un 18 de febrero de 1445, y desemboca en la conquista de los territorios de la Triple Alianza y el nacimiento de la Nueva España al otro lado del desconocido “mar océano”, a finales de 1519; la caída de Tenochtitlan, el 13 de agosto de 1521; y la consecuente construcción de la nueva e hispana ciudad de México. La narración finaliza con la entrega de un escudo de armas por parte de la Corona española en febrero de 1535, al hijo de Andrés de Tapia Motelchiuhtzin, mayordomo de Moctezuma y gobernador de Tenochtitlan entre 1524 y 1530. Es importante señalar que dicho blasón representa el mítico relato del sacrificio realizado por los dioses en Teotihuacán para darle vida al Quinto Sol.
La obra tiene el objetivo de dejar bien claro que nada de lo que sucedió, a saber: el desembarco español, la fundación de la Villa Rica de la Veracruz, la reunión y alianza con los totonacas, su tránsito hasta Tlaxcala, etc., hubiese sido posible sin la consciencia, dirección y complicidad de Moctezuma, quien, según carta de la Corona de España a la familia del exemperador, su invaluable participación ayudó:
… a conquistar e pacificar las provincias de la dicha Nueva España, el dicho vuestro padre le ayudó é favoreció para ello, e que con su ayuda e industria acabó de ganar, e que andando en la dicha conquista e pacificación murió, …
Dada en la villa de Madrid a 16 de febrero de 1536.
– Yo la Reina –
(José Casas y Sánchez, p. 43).
El camino a Tenochtitlan es una obra compuesta de 3 libros y LXXXVIII capítulos:
Libro I. El camino a las Indias.
Libro II. El camino a Tenochtitlan.
Libro III. El final del 5º sol.
Mtro. Eduardo Vital Tecuanhuey
El Camino a Tenochtitlan

La obra que narra las atrocidades hechas por los conquistadores y deja claro que Moctezuma fue el mayor aliado de Cortés, para vencer a la Triple Alianza.
Libro I. El camino a las Indias. Introducción.
El primer libro, El camino a las Indias, es un libro de veintisiete capítulos, que comienza con el nacimiento de la España Católica, a partir de la expulsión de los musulmanes de la península ibérica.
El libro I tiene el propósito de narrar los eventos que hicieron posible que los cristianos de Castilla llegaran al “Nuevo Mundo”, con el objetivo de demostrar que Moctezuma tenía pleno conocimiento de quiénes eran los que llegaban a Veracruz en 1517. Sabremos cómo es que el Huey Tlatoani en el corazón de la Triple Alianza, Tenochtitlan, sabía quiénes eran los españoles y lo que hacían en los lugares a donde llegaban, así como que también sabía, lo que con un deseo desbordado buscaban: el oro. Conocía de su peligrosidad y de sus debilidades. También es mi intención en este libro I narrar los comienzos de la esclavitud, el saqueo y el genocidio de los pueblos indígenas de la futura América Latina, que capitalizó una decadente Europa feudal, que, al mismo tiempo se fue convirtiendo en el sistema capitalista que hoy padecemos y nos tiene al borde de la extinción global.
De esta manera, a lo largo del libro I podremos observar la gestación y el nacimiento del Estado Moderno y el hombre “libre”. Más adelante, se exponen las vicisitudes internacionales que dieron lugar al descubrimiento por el reino de Castilla, de las islas del Caribe. Luego se relatan los pormenores de los siguientes tres viajes del Almirante Cristóbal Colón, el descubrimiento de las diferentes islas y sus sangrientas conquistas. Más adelante, se narra el histórico discurso del religioso Montesinos acusando a los españoles de maltratar a los indios, de tal forma que serían castigados por dios; leeremos sobre la conversión de Bartolomé de las Casas, que terminó abandonando sus esclavos, sus tierras y sus minas, escandalizado por el infierno desatado en el paraíso, según los mismo dichos de Colón acerca del estado en que fueron encontradas las islas. También se narran algunas crueles matanzas a traición de los españoles y se expone su modus operandi para intentar justificarlas.
Presenciaremos la liberación del comercio entre la península ibérica y las islas del “Nuevo Mundo”, a sugerencia de las empresas navieras italianas de los Medici, lo que cambiará la historia del mundo. También se exponen las serias dificultades que tuvieron los españoles para el descubrimiento y conquista de Centroamérica y el Océano Pacífico, entre 1513 y 1517. Al mismo tiempo que se narran las diferentes masacres de los pueblos indígenas de la zona, siempre con el mismo modus operandi.
Entre los eventos relativos al contacto con los mesoamericanos y la conquista de tierra firme, se narra el contacto de Cristóbal Colón con comerciantes mayas y otros pueblos mesoamericanos de Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, durante cuatro largos meses del año 1502. Más adelante, se presenta el “descubrimiento” así como la terrible y sangrienta conquista de Centroamérica, luego del concurso en España para obtener la concesión otorgada por la Corona de España, para conquistar tierra firme en 1508. Por último, en la parte final del libro, sabremos de los contactos que los españoles tuvieron en Centroamérica con los pueblos mesoamericanos, señoreados por el teochichimeca reino de Nicoya, tributario de Tenochtitlan. Para terminar el libro I, se narran los intentos de Bartolomé de las Casas, en 1517, por proteger a los últimos indígenas que en las islas del Caribe seguían vivos, que era menos del 5% de la población original, que recibió humana y respetuosamente a los españoles en 1492.
Indice - Libro I. El camino a las Indias
El camino a Tenochtitlan en pocas líneas. Dr. Francisco Mendiola Galván. INAH.
Presentación de la obra. El camino a Tenochtitlan.
Introducción del libro I. El camino a las Indias.
- Cap. I El nuevo mundo moderno post renacentista 03
- Cap. II 1er viaje de Colón 17
- Cap. III Bohío o la Española 25
- Cap. IV 2° viaje de Colón 37
- Cap. V La Isabela y el oro del Cibao 49
- Cap. VI El Turey de Vizcaya 57
- Cap. VII Cuba y Jamaica 61
- Cap. VIII Guacanagarix y los espías de Josué 69
- Cap. IX Los jinetes del apocalipsis indígena 73
- Cap. X El nuevo mundo capitalista 79
- Cap. XI Matanza de Magua 85
- Cap. XII Rebelión en el paraíso perdido 89
- Cap. XIII 3er viaje de Colón 99
- Cap. XIV Colón es detenido 107
- Cap. XV 4o viaje de Colón 119
- Cap. XVI Matanza de Higüey y Xáragua 127
- Cap. XVII El Hombre moderno y libre 135
- Cap. XVIII Muere Isabel la Católica 143
- Cap. XIX La conquista de Tierra Firme 147
- Cap. XX Conquista de Cuba 151
- Cap. XXI El sermón de Antón de Montesinos 157
- Cap. XXII La traición de Juan Alonso 171
- Cap. XXIII Matanza de Caonaó 179
- Cap. XXIV El otro mar 183
- Cap. XXV El camino de regreso al Darien 191
- Cap. XXVI El holocausto indígena 197
- Cap. XXVII El tesoro perdido de Badajoz 221
XXI El sermón de Antón de Montesinos Descargar
La carnicería de la gente de las islas era insostenible, desde el punto de vista numérico y moral. De las Casas comenta cómo los religiosos de Santo Domingo, reflexionaban acerca de la triste vida de los indios, y de cómo los españoles los consumían sin la más mínima compasión.
… sin hacer caso de ellos los españoles que los poseían, más que si fueran unos animales sin provecho, después de muertos solamente pesándoles de que se les muriesen, por la falta que en las minas del oro y en las otras granjerías les hacían; no por eso en los que les quedaba usaban de más compasión ni blandura, cerca del rigor y aspereza con que, oprimir, y fatigar y consumirlos, solían (Las Casas, 1875, vol. III, libro III, cap. III).
Incluso, De las Casas se atrevió a afirmar que no conoció a un solo cristiano español, que no abusará de los mansos y nobles indígenas, con el único claro objetivo de hacerse rico.
… porque unos eran cruelísimos, sin piedad ni misericordia, sólo teniendo respeto a hacerse ricos con la sangre de aquellos míseros, otros, menos crueles, y otros, es de creer, que les debía doler la miseria y angustia dellos, pero todos, unos y otros, la salud y vidas, y salvación de los tristes, tácita o expresamente a sus intereses solos, y particulares y temporales, posponían (Las Casas, 1875, vol. III, libro III, cap. III).
Al paso de los días, observaron los religiosos como los españoles trataban a los indios, sin el menor cuidado de su salud física, corporal y espiritual, sumado a la mansedumbre e inocencia indígenas; comenzaron a comentar entre sí, acerca del terrible e inhumano trato que los españoles daban a los indios, muy alejado de la ley de Cristo, la caridad y la justicia.
…, diciendo así: «¿Estos no son hombres? ¿Con éstos no se deben guardar y cumplir los preceptos de la caridad y de la justicia? ¿Estos, no tenían sus tierras propias, y sus señores y señoríos? ¿Estos, nos han ofendido en algo? Pues, ¿cómo siendo tantos y tan innumerables gentes las que había en esta isla, según nos dicen, en tan breve tiempo, que es obra de quince o diez y seis años, han tan cruelmente perecido?» (Las Casas, 1875, vol. III, libro III, cap. III).
Y en medio del horror y las crueles masacres varias, sucedió que un español, que había participado de todo lo anterior, asesinó a su esposa, una princesa indígena de la isla de la provincia de la Vega, en un irracional ataque de celos. Consciente de que lo que había hecho sería castigado con la horca. Escapó al monte durante tres o cuatro años. Un día decidió, arrepentido de sus actos, rogar a los frailes una oportunidad de convertirse y ser uno de ellos. A lo que los frailes accedieron por ver en él, un honesto y claro arrepentimiento.
… y hecha relación de su vida, rogó con gran importunidad y perseverancia que le diesen el hábito de fraile lego, en el cual entendía, con el favor de Dios, de servir toda su vida. Diéronselo con caridad, por ver en él señales de conversión y detestación de la vida pasada, y deseo de hacer penitencia, la cual, después, hizo grandísima, y al cabo tenemos por cierto que murió mártir, porque suele Dios, en los grandes pecadores, mostrar su inmensa misericordia, haciendo con ellos maravillas (Las Casas, 1875, vol. III, libro III, cap. III).
Libro I El camino a las Indias

Libro II. El camino a Tenochtitlan. Introducción.
El segundo libro, El camino a Tenochtitlan, consta de 24 capítulos, que van del capítulo XXVIII al LI, de la obra completa. El libro II, tiene el propósito de mostrar la activa participación de Moctezuma Xocoyotzin, emperador del Imperio Azteca de la Triple Alianza y huey tlatoani de los mexicas de Tenochtitlan, antes y después de la llegada de los españoles, en el debilitamiento de la Triple Alianza y el consecuente nacimiento de la Nueva España, que desembocaron en la histórica caída de Tenochtitlan. Pretendo demostrar que, a partir de la información que Moctezuma tenía de los españoles, que hemos leído en el libro I, El camino a las Indias, el huey tlatoani sabía que la llegada e invasión de los españoles a Mesoamérica era inevitable, pues habían venido avanzando desde el Caribe, para luego ir a Centroamérica, sin que hubiese forma de detenerlos.
Es de esta forma que podemos afirmar que la llegada de los españoles a Veracruz, no es ninguna sorpresa para Moctezuma y no lo tomó desprevenido, por el contrario, los estaba esperando. Al mismo tiempo, pretendo dejar bien claro que, una vez que Moctezuma cree que la invasión era inevitable, ninguna de sus acciones o disposiciones fue para fortalecer militarmente a la Triple Alianza, o para consolidar otras alianzas para hacerle frente a los españoles, antes bien, minó notablemente las fuerzas militares de Tlaxcala, Huejotzingo, Texcoco y Tenochtitlan, con la consciencia de que, más adelante les daría la bienvenida a los españoles, haciendo todo lo posible para que no se fueran a regresar, dándoles oro, mucho oro, además de alimentarlos, protegerlos, asesorarlos y guiarlos desde Veracruz, hasta recibirlos sanos y salvos en Tenochtitlan, sin haberles disparado una sola flecha. Todo esto, mientras el español llegaba a los señoríos mexicas y no mexicas, a lo largo del camino a Tenochtitlan, anexándolos a los territorios de Castilla, dando a luz a la Nueva España, que cada día y kilometro caminado crecía, con la absoluta complacencia y complicidad de Moctezuma, quien dió órdenes precisas a sus pueblos, de atender y entregar su oro, así como la orden de ofrecer su obediencia al teúl, y sus hermanos, como a ellos se refirió hasta que lo asesinaron.
El libro II comienza con la presentación del Imperio Azteca de la Triple Alianza, encabezado por el emperador mexica Moctezuma Xocoyotzin, que controlaba un extenso imperio que iba desde Querétaro, en el norte, hasta la frontera de Costa Rica con Panamá, en el sur, que incluye la zona que hoy conocemos como Veracruz, lugar al que llegaron los españoles en el año de 1517 d.C.
La cronología del libro va, desde la caída de Teotihuacán alrededor del 650 d.C., que es, al mismo tiempo, el nacimiento del 5º sol, y continúa con la fundación y caída de Tula, que incluye la mítica historia de Quetzalcóatl, que termina en una emigración por “donde nace el sol” y la promesa de su regreso. Continúa la narración con las emigraciones teochichimecas del siglo XI y XII, la llegada de los mexicas al valle de México hasta la fundación de Tenochtitlan, para finalizar con su ingreso y posterior ascenso hasta encabezar el imperio Azteca de la Triple Alianza.
La narración continúa con el desafortunado viaje de Hernández de Córdoba que llegó hasta Champotón, en el actual Estado de Campeche y que resultó en varios muertos. A continuación, viene la narración del viaje de Juan de Grijalva a Veracruz, donde el cihuacóatl, Motelchiuhtzin, mayordomo de Moctezuma II, le hace entrega al español de una valiosísima información y mucho oro. Para que, unos días más tarde, un 24 de junio de 1518 d.C., se narre la simbólica toma de posesión de aquellas tierras a nombre de la Corona de Castilla, así como la fundación de San Juan de Ulúa, en la naciente Nueva España. Finalmente, se narra su regreso a Cuba el 5 de octubre d.C., con las extraordinarias noticias, mucho oro y sin muchas bajas humanas que lamentar, pero, sobre todo, con la invitación oficial del huey tlatoani de Tenochtitlan, Moctezuma II, para ir al corazón del imperio, pues había decidido entregárselo a la Corona de España.
A continuación, se narran los pormenores del viaje de Cortés a Veracruz, luego se describe la bienvenida de Moctezuma II a Hernán Cortés en San Juan de Ulúa, con mucho oro. Más adelante, viene el nacimiento del municipio español de Veracruz en la Nueva España, sin la más mínima oposición y siendo atendidos espléndidamente por Moctezuma, con alimentos, agua, mujeres, sirvientes y asesores. La narración continúa con la visita de Cortés a Cempoala, donde concreta su alianza con los pueblos totonacos, al mismo tiempo que consolida su alianza y entendimiento con Moctezuma. Luego acompañaremos a Cortés en su camino a Tenochtitlan, quien ya tiene cargadores, guías y alimentos, además de ser bien atendidos y cubiertos de oro por órdenes de Moctezuma. Más adelante, presenciaremos el triunfo español-mexica sobre Tlaxcala, con el invaluable apoyo del huey tlatoani, sin la cual no habría llegado a ningún lado; y la asesoría del mejor guerrero tlatelolca, Motelchiuhtzin, que venía guiando a Cortés y los españoles por órdenes de su señor Moctezuma.
En el capítulo L, viene la narración de la vergonzosa matanza en Cholula, similar a otras muchas que vimos en el libro I que se hicieron en las islas del Caribe y Centroamérica. Para concluir con el capítulo LI, donde se narran los problemas que tuvieron los Procuradores de Cortés con el obispo de Burgos, para entregar al rey de España la valiosa información y el oro mandados en octubre de 1519 d.C. por H. Cortés, desde el nuevo territorio de la Corona de Castilla en tierra firme: la Nueva España.
Libro II. El camino a Tenochtitlan
El camino a Tenochtitlan en pocas líneas. Dr. Francisco Mendiola Galván. INAH.
Presentación de la obra. El camino a Tenochtitlan.
Introducción del libro II. El camino a Tenochtitlan
- Cap. XXVIII Mesoamérica 1517 231
- Cap. XXIX El Tunal Grande y la fundación de Tenochtitlan 245
- Cap. XXX Tenochtitlan 253
- Cap. XXXI El Imperio Azteca 271
- Cap. XXXII Hernández de Córdoba 289
- Cap. XXXIIII Juan de Grijalva 297
- Cap. XXXIV Hernán Cortés 319
- Cap. XXXV Cozumel 325
- Cap. XXXVI Potonchán 333
- Cap. XXXVII La batalla de Centla 339
- Cap. XXXVIII San Juan de Ulúa. Bienvenidos 345
- Cap. XXXIX Veracruz 365
- Cap. XL Cempoala y Quiahuiztlan 369
- Cap. XLI Cingapancinga 379
- Cap. XLII El sacrificio de los dioses o el nacimiento del 5o sol 385
- Cap. XLIII El botín se manda a España 393
- Cap. XLIV El hundimiento de las naves 399
- Cap. XLV El camino a Tenochtitlan 403
- Cap. XLVI Tlaxcala 411
- Cap. XLVII La gran batalla de Tlaxcala 419
- Cap. XLVIII El camino a Tlaxcala 433
- Cap. XLIX El camino a Cholula 441
- Cap. L Masacre de Cholula 449
- Cap. LI Los procuradores llegan a España 465
- Referencia bibliográfica 467
XXXIII Juan de Grijalva Descargar
Abril de 1518 d.C. Un año después de la expedición de Hernández de Córdoba, Diego Velázquez tiene lista una armada para la conquista de Yucatán. Compra dos buques que se sumarán a los dos que habían participado en la primera expedición y nombra a Juan de Grijalva, que es su pariente, como capitán general, quien irá acompañado por Alonso de Dávila, Francisco de Montejo (futuro gobernador de Yucatán) y Pedro de Alvarado (futuro gobernador de Guatemala), todos empresarios exitosos con grandes inversiones en esclavos, que irían al mando de los otros navíos, después de haber invertido en equipo y alimentos para la expedición. El gobernador de Cuba nombra a Díaz del Castillo, como alférez, o representante del rey. La expedición tiene la misión de rescatar[1] “todo el oro y plata que pudiese, y si viese que convenía poblar o se atrevía a ello, poblase, y si no que se volviese a Cuba” (Díaz del Castillo, 1942, cap. VIII, pp. 15-16).
La tripulación de esta segunda expedición al Nuevo Mundo, llevaba como veedor de la armada a uno que se decía Peñalosa, natural de Segovia; un clérigo, Joan Díaz, de Sevilla, y los dos pilotos que habían ya participado, Antón de Alaminos, de Palos, y Camacho, de Triana, así como Joan Álvarez, el Manquillo, de Huelva.
La fama que tenían las tierras de que eran ricas en oro y plata, según los dichos del indio Julianillo, quien había caído prisionero en Punta Catoche, empujó la voluntad y la codicia de los españoles que no tenían indígenas esclavos, de manera que rápidamente se juntaron doscientos cuarenta emprendedores que pusieron todo lo que poseían, para adquirir lo necesario para ir a la conquista del Nuevo Mundo.
Lunes, 8 de abril de 1518 d.C. Una vez reunidos todos y dadas las instrucciones que los pilotos habrían de llevar, después de acordadas las señas de los faroles para la noche y después de haber oído misa, las cuatro naves al mando de Juan de Grijalva se hicieron a la mar en el puerto que después será conocido como Matanzas.
Mientras tanto en España, De las Casas entrega al rey Carlos V, carta de Fray Francisco de San Román, donde se denuncia la matanza de Espinoza en tierras de Comogre y Pocorosa, en lo que hoy es Panamá.
… y él me encargó que de su parte visitase al obispo de Burgos, que a la sazón estaba enfermo, y le mostrase la dicha carta (…) Yo lo hice así, lo visité de su parte y le mostré la carta, y me respondió: «Decid á su señoría que ya le he yo dicho, que es bien que echemos aquel hombre de allí.» Esto dijo por Pedrárias. (Las Casas, 1876, vol. IV, cap. LXXII).
En 1518 d.C. las Casas tuvo un fuerte debate con el fraile franciscano Juan de Quevedo, quien había sido nombrado obispo de Santa María la Antigua del Darién y se pronunciaba a favor de la esclavitud de los indígenas, basados en las ideas de Aristóteles, quien argumentaba que los bárbaros eran esclavos por naturaleza. Por su parte, De las Casas, argumentaba que los nativos americanos podían ser civilizados en paz y en libertad, respetándolos, porque Dios les había dado las mismas capacidades que al hombre blanco.
Libro II El camino a Tenochtitlan

Libro III. El final del 5º sol. Introducción.
El libro tercero, El final del 5º sol, consta de 37 capítulos que van del capítulo LII al capítulo LXXXVIII. El libro III, tiene como propósito continuar la narración de los eventos alrededor de la llegada de Hernán Cortés a Tenochtitlan, después de haber narrado en el libro dos, su llegada a Mesoamérica y su camino a la ciudad mexica, sin dejar de señalar el importante papel de Moctezuma Xocoyotzin, así como el gran trabajo de Andrés de Tapia Motelchiuhtzin, para la conquista del reino Azteca, así como para el nacimiento y pacificación de la Nueva España, tal y como lo reconocen el Rey y la Reina de España, en la última página del libro.
La narración comienza con la salida de Cholula del capitán Cortés y su minúsculo ejército de alrededor de 245 españoles, después de haber hecho una histórica matanza en la milenaria ciudad, para luego continuar en su camino a la gran Tenochtitlan, donde el huey tlatoani, Moctezuma II, decía estaba esperando a los teúles que habían llegado de “donde nace el sol”, tal y como habían dicho sus antepasados que sucedería.
Acompañaremos a Cortés en su tránsito por el valle de México, donde Cortés ha recibido la obediencia de todos los pueblos sometidos a la Triple Alianza por donde han transitado, incluidos los Tepanecas e Ixtlilxóchitl, de Texcoco, que eran parte de la Triple Alianza. Luego viene la narración del grande y solemne recibimiento que les hizo el gran Moctezuma II, a Cortés y a sus hermanos teúles, a su llegada a la gran ciudad de Tenochtitlan. A continuación, se narran los eventos durante la larga y placentera estancia de los españoles en la magnífica ciudad durante seis largos meses, que incluye, el auto secuestro de Moctezuma, así como, los paseos de los españoles por la ciudad y el lago. Luego sabremos de la aprehensión a traición del más valeroso e importante capitán mexica, que fue quemado vivo con su hijo y sus capitanes en pleno Templo Mayor. Sigue la narración de la gran victoria de Cortés sobre Narváez, siempre con la colaboración de Moctezuma; y, en seguida, la matanza del Templo Mayor, así como el asesinato de Moctezuma II, los caciques y la nobleza del valle de México. Luego se narra la huida de Cortes y los españoles de Tenochtitlan a Tlaxcala, conocida como el episodio de la “noche triste”, cuando solo logran escapar alrededor de 450 españoles, que no pudieron ser aniquilados por lo que quedaba del diezmado y masacrado a traición, ejército mexica.
En la parte final, vienen narradas las campañas de Cortés en Puebla, Morelos y valle de México, el sitio de Tenochtitlan, así como la detención y posterior ahorcamiento de Cuauhtémoc, por un supuesto complot, denunciado por ni más ni menos que por Motelchiuhtzin, cuyos méritos lo hacen rregresar a Tenochtitlan, como gobernador de la destruida ciudad. Y para finalizar, seremos testigos del nacimiento de la nueva Cd. de México, levantada de la mano de Motelchiuhtzin, luego su asesinato, hasta la entrega en 1536, de los reconocimientos de la Corona de España para Moctezuma y Motelchiuhtzin, por los servicios y favores dados a la Corona de España, que hicieron posible la conquista del Imperio Azteca, así como el nacimiento y la pacificación de la Nueva España, así como para, en el caso de Motelchiuhtzin, nacimiento de la nueva Ciudad de México.
El libro I tiene el propósito de narrar los eventos que hicieron posible que los cristianos de Castilla llegaran al “Nuevo Mundo”, con el objetivo de demostrar que Moctezuma tenía pleno conocimiento de quiénes eran los que llegaban a Veracruz en 1517. Sabremos cómo es que el Huey Tlatoani en el corazón de la Triple Alianza, Tenochtitlan, sabía quiénes eran los españoles y lo que hacían en los lugares a donde llegaban, así como que también sabía, lo que con un deseo desbordado buscaban: el oro. Conocía de su peligrosidad y de sus debilidades. También es mi intención en este libro I narrar los comienzos de la esclavitud, el saqueo y el genocidio de los pueblos indígenas de la futura América Latina, que capitalizó una decadente Europa feudal, que, al mismo tiempo se fue convirtiendo en el sistema capitalista que hoy padecemos y nos tiene al borde de la extinción global.
De esta manera, a lo largo del libro I podremos observar la gestación y el nacimiento del Estado Moderno y el hombre “libre”. Más adelante, se exponen las vicisitudes internacionales que dieron lugar al descubrimiento por el reino de Castilla, de las islas del Caribe. Luego se relatan los pormenores de los siguientes tres viajes del Almirante Cristóbal Colón, el descubrimiento de las diferentes islas y sus sangrientas conquistas. Más adelante, se narra el histórico discurso del religioso Montesinos acusando a los españoles de maltratar a los indios, de tal forma que serían castigados por dios; leeremos sobre la conversión de Bartolomé de las Casas, que terminó abandonando sus esclavos, sus tierras y sus minas, escandalizado por el infierno desatado en el paraíso, según los mismo dichos de Colón acerca del estado en que fueron encontradas las islas. También se narran algunas crueles matanzas a traición de los españoles y se expone su modus operandi para intentar justificarlas. 5
Presenciaremos la liberación del comercio entre la península ibérica y las islas del “Nuevo Mundo”, a sugerencia de las empresas navieras italianas de los Medici, lo que cambiará la historia del mundo. También se exponen las serias dificultades que tuvieron los españoles para el descubrimiento y conquista de Centroamérica y el Océano Pacífico, entre 1513 y 1517. Al mismo tiempo que se narran las diferentes masacres de los pueblos indígenas de la zona, siempre con el mismo modus operandi.
Entre los eventos relativos al contacto con los mesoamericanos y la conquista de tierra firme, se narra el contacto de Cristóbal Colón con comerciantes mayas y otros pueblos mesoamericanos de Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, durante cuatro largos meses del año 1502. Más adelante, se presenta el “descubrimiento” así como la terrible y sangrienta conquista de Centroamérica, luego del concurso en España para obtener la concesión otorgada por la Corona de España, para conquistar tierra firme en 1508. Por último, en la parte final del libro, sabremos de los contactos que los españoles tuvieron en Centroamérica con los pueblos mesoamericanos, señoreados por el teochichimeca reino de Nicoya, tributario de Tenochtitlan. Para terminar el libro I, se narran los intentos de Bartolomé de las Casas, en 1517, por proteger a los últimos indígenas que en las islas del Caribe seguían vivos, que era menos del 5% de la población original, que recibió humana y respetuosamente a los españoles en 1492.
Índice - Libro III. El final del 5º sol
El camino a Tenochtitlan en pocas líneas. Dr. Francisco Mendiola Galván. INAH.
Presentación de la obra. El camino a Tenochtitlan.
Introducción del libro III. El final del 5º sol.
- Cap. LII El principio del fin 467
- Cap. LIII Bienvenidos. El encuentro Moctezuma II - Cortés 483
- Cap. LIV Moctezuma II 493
- Cap. LV Un paseo por Tenochtitlan 499
- Cap. LVI El autosecuestro de Moctezuma II 509
- Cap. LVII Moctezuma II quema vivos a sus capitanes en el Templo Mayor 515
- Cap. LVIII Las fiestas de Moctezuma II y los españoles 517
- Cap. LIX Un paseo por la laguna 523
- Cap. LX Moctezuma II sofoca golpe de Estado 525
- Cap. LXI Moctezuma II anuncia el fin del reinado de los Mexicanos 531
- Cap. LXII Cambio de administración 537
- Cap. LXIII La repartición del tesoro de Moctezuma II 543
- Cap. LXIV Los españoles celebran misa en el Templo Mayor 549
- Cap. LXV Diego Velázquez decide ir por Cortés 553
- Cap. LXVI En Roma, nace la Nueva España y Cortés es envestido gobernador 555
- Cap. LXVII Narváez llega a Veracruz 557
- Cap. LXVIII El Capitán Cortés sale a enfrentar a Narváez 567
- Cap. LXIX Masacre en el Templo Mayor 579
- Cap. LXX Cortés regresa a la Cd. de México 589
- Cap. LXXI La rebelión mexica 593
- Cap. LXXII Toma del Templo Mayor 601
- Cap. LXXIII El asesinato de Moctezuma II y su Corte 605
- Cap. LXXIV Los españoles escapan de Tenochtitlan 611
- Cap. LXXV El Imperio tolteca-chichimeca está herido de muerte. Popotla 615
- Cap. LXXVI El camino a Tlaxcala. Batalla de Otumba 619
- Cap. LXXVII De regreso en Tlaxcala 623
- Cap. LXXVIII Tepeaca 631
- Cap. LXXIX La destrucción de Texcoco 639
- Cap. LXXX Caen Iztapalapa, Tlacopan y Chalco 641
- Cap. LXXXI Caen Xochimilco y Coyoacán 645
- Cap. LXXXII El sitio de Tenochtitlan 649
- Cap. LXXXIII Caída del Templo Mayor 657
- Cap. LXXXIV Caída de Tlatelolco 659
- Cap. LXXXV El Final del 5º Sol 663
- Cap. LXXXVI La Nueva España 669
- Cap. LXXXVII Cortés es envestido gobernador de la Nueva España 681
- Cap. LXXXVIII Epílogo 697
- Referencia Bibliográfica 701
LIII Bienvenidos. El encuentro Moctezuma - Cortés Descargar
El soldado español Díaz del Castillo, titula el capítulo LXXXVIII de su magna obra, como: “Del grande y solemne recibimiento que nos hizo el gran Montezuma a Cortés y a todos nosotros en la entrada de la gran ciudad de Méjico”.
Sábado, 8 de noviembre de 1519 d.C. Ese día por la mañana, Hernán Cortés ordenó a sus soldados marchar rumbo a Tenochtitlan, iban acompañados de los caciques de Iztapalapa, Culhuacan, Texcoco, Chalco, así como los de Tlaxcala, Cholula y Xochimilco, más los mexicas que “ le venían sirviendo y acompañando”[1] (Durán, 1880, cap. LXXIV, p. 34). Luego, tomaron la calzada Iztapalapa, que según Díaz del Castillo, era ancha como de ocho pasos, llena de gente que no cabían.
… estaban llenas las torres y cúes y en las canoas y de todas partes de la laguna, y no era cosa de maravillar, porque jamás habían visto caballos ni hombres como nosotros (Díaz del Castillo, 1942, cap. LXXXVIII, p. 119).
Los no más de 250 españoles, caminaban temerosos de ver tanta gente; tenemos que entender, que ningún español había visto jamás, ciudades tan grandes y mucho menos tan bien organizadas y hermosas. Toledo, la mayor de las ciudades españolas, no llegaba a los 40,000 habitantes; Madrid era una aldea de 5,000 habitantes; mientras que, la gran Tenochtitlan, se acercaba a los 300 mil habitantes, Texcoco a los 80 mil e Iztapalapa alrededor de 20,000 (Gurría Lacroix, 1978, p. 970).
Díaz del Castillo asegura que los soldados españoles tenían muy presentes, las advertencias que les habían hecho los nuevos vasallos de su majestad Don Carlos, acerca de la calzada, los puentes y, sobre todo, la recomendación de que no entraran.
… que nos habían de matar desde que dentro nos tuviesen (Díaz del Castillo, 1942, cap. LXXXVIII, p. 119).
Cortés y sus hombres comenzaron a andar por la calzada que había sido construida durante el reinado de Itzcóatl por tepanecas y xochimilcas, que estaban sometidos por los mexicas; llegaron hasta un entronque que comunicaba con las ciudades de Coyoacán y Xochimilco, donde se encontraba el fuerte de Xólotl, al que llegaron cientos de nobles y principales a recibir a los teúles, obsequiarles y rendirles acatamiento.
Y así seguí la dicha calzada y a media legua antes de llegar al cuerpo de la ciudad de Tenochtitlan, a la entrada de otra calzada que viene a dar de la tierra firme a esta otra, está un muy fuerte baluarte con dos torres cercado de muro de dos estados (Cortés, 1866. 2ª Carta de Relación, p. 84).
Libro III El final del 5º sol

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